Ante la ausencia de bichos durante el invierno, en la última entrada de este cuaderno de campo ya pudimos ver cómo volvíamos a los siempre fieles pajarillos. Y es que la intención del que os escribe nunca fue la de abandonar el mundo de los vertebrados para siempre, si bien es verdad que mis últimas inversiones en equipo fotográfico han ido especialmente encaminadas en ese sentido.
Con el frío, primero los insectos, y más tarde los aparentemente más resistentes arácnidos, van desapareciendo, por lo que hay que buscar en otras partes de la naturaleza. Las aves también pueden migrar con el descenso de las temperaturas, pero al no ser Alcalá de Henares una ciudad con un clima demasiado extremo, y al contar con un "nutritivo" vertedero y con todo un ecosistema fluvial en base al Río Henares, se puede seguir disfrutando de la avifauna también en invierno.
He vuelto a constatar, como ya lo hiciera la última vez, lo tristemente desentrenado que estoy en la disciplina de fotografiar de aves, pero pese a ello, os traigo algo bastante interesante que no habíamos podido ver hasta ahora en este blog: un cormorán grande (Phalacrocorax carbo).
Según he podido leer, podría estar en mitad de un ruta migratoria... aunque éste en concreto parecía un poco despistado. Se acercó en sentido norte a sur, y empezó a dar vueltas en círculos, quizás intentando ganar altura. Finalmente, se fue hacia el oeste. Su vuelo a veces era irregular, incluso un poco torpe. Quizás fuera debido a fuerte viento de hoy, o quizás al hueco que se le parece ver en el ala izquierda.
Mucho más fáciles de ver por esta zona son los verdecillos (Serinus serinus).
Agrupados en pequeñas bandadas mientras se alimentan de la vegetación baja, cuando oyen un ruidito huyen todos al unísono hacia un punto más elevado en el que se sientan más seguros.
Por último, terminaremos con uno de los animales "más exóticos" que podemos encontrar en una ciudad española: también conocida como "rata voladora", la paloma.
Creo que se deduce fácilmente de mi presentación que no se trata de mi animal favorito. De aspecto vulgar, fácilmente asustadizo, y con pocos rasgos estéticos favorables. Sin embargo, hay un sitio para todos en este cuaderno de campo, en la medida en que forma parte de la avifauna complutense y de otras muchas ciudades del mundo. Por el tono gris uniforme de su cuerpo y las manchas blancas de su cuello, podemos identificar a la anterior como una paloma torcaz (Columba palumbus).
Y hasta aquí los "pipis" por hoy. Más y mejor, próximamente.
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