Como muchos de los animales que podemos ver en esta página, me temo que durante buena parte de esta temporada invernal he reducido significativamente mi actividad, sin embargo, parece que vuelve a salir el sol y, con él, reaparecen las ganas de patearse el campo en busca de esos modelos que gustosamente (algunos más que otros) prestan su imagen al noble objetivo de aparecer entre estas líneas.
Quiero empezar con un clásico: la avispa del final del paseo del Henares.
Esta avispa (Vespula germanica) ha permanecido en el mismo sitio durante meses, en un estado de actividad reducida. Leyendo sobre el tema he llegado a pensar que podría tratarse de una reina intentando sobrevivir al invierno en mitad de su hibernación, aunque lo que me extraña es que no esté hibernando en un lugar protegido, sino a la vista de todos, aparentemente indefensa de depredadores y las inclemencias del tiempo. He de decir que en otras ocasiones la he visto moviéndose, aunque de manera lenta y torpe, pero de forma más o menos continua. En esta ocasión a penas movió una antena, dando la apariencia de no acumular demasiadas fuerzas dentro de sí, teoría que parece verse reforzada por la posición de su cabeza, apoyada sobre la superficie en la que está posada y levemente girada hacia un lateral.
El invierno es mala época para los insectos, por eso dedicamos las últimas entradas a buscar otros miembros del reino Animalia. Los últimos animales de pequeño tamaño que pudimos ver antes del invierno fueron los arácnidos, que parece que son los más resistentes al frío de entre los modelos para macrofotografía. Los más feos de ellos, a mi juicio, son los gordos y patilargos segadores u opiliones (Leiobunum politum).
Es muy frecuentes verlos colgados boca-abajo en alguna valla de madera, y son fáciles de encontrar por sus enormes patas.
Ahora, según va adentrándose el calor, ya empieza a verse más fauna. Parece que los zapateros (Pyrrhocoris apterus) son unos de los primeros en romper su timidez y presentarse.
Ahora, según va adentrándose el calor, ya empieza a verse más fauna. Parece que los zapateros (Pyrrhocoris apterus) son unos de los primeros en romper su timidez y presentarse.
También se empiezan a ver algunos dípteros, que dentro de unos meses invadirán nuestros campos.
La de arriba es una mosca (no sabría identificar exactamente cual). Bajo sus alas se puede identificar bastante bien una parte clara que sobresale. Se trata del halterio, una deformación de las alas posteriores (los dípteros se caracterizan por tener un solo par de alas funcionales) que les sirve a modo de giróscopo para estabilizar el vuelo.
Siguiendo con los dípteros, me encontré con este simpático mosquito (Culicidae), el cual no me gustaría que me picase.
De un tamaño igual o mayor al de una mosca común, llamaba notablemente la atención.
Terminamos con los dípteros con la siguiente mosca, también sin identificar.
Retomando los himenópteros, con los que hemos abierto esta entrada, tenemos a la que creo que podría ser la hormiga roja europea de la madera (Formica polyctena).
Se descubrió que esta especie varía significativamente su comportamiento en víspera de terremotos, por lo que podrían ser usadas para predecirlos.
Seguimos con un coleóptero de gran tamaño. Posiblemente una carraleja (Meloe tuccius).
Y sin dejar los coleópteros, pasamos a uno bastante más pequeño: una mariquita (Coccinellidae).
Quiero terminar la entrada con un curioso animal.
Vi una piedrecita pequeña moviéndose encima de una valla y mi lógica me advirtió de que aquello era un tanto raro. Tras mirarlo de cerca he llegado a la conclusión de que se puede tratar de la fea larva de algún insecto, quizás de una la hormiga león (Myrmeleon formicarius), la cual se ha dado un agradable baño en tierra y basura, generándose una concha alrededor que le da tan pétreo semblante. En el vídeo de abajo podemos ver cuán ágil se mueve dicha piedra.
Y con este curioso hallazgo cerramos el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado.
Se descubrió que esta especie varía significativamente su comportamiento en víspera de terremotos, por lo que podrían ser usadas para predecirlos.
Seguimos con un coleóptero de gran tamaño. Posiblemente una carraleja (Meloe tuccius).
Y sin dejar los coleópteros, pasamos a uno bastante más pequeño: una mariquita (Coccinellidae).
Quiero terminar la entrada con un curioso animal.
Vi una piedrecita pequeña moviéndose encima de una valla y mi lógica me advirtió de que aquello era un tanto raro. Tras mirarlo de cerca he llegado a la conclusión de que se puede tratar de la fea larva de algún insecto, quizás de una la hormiga león (Myrmeleon formicarius), la cual se ha dado un agradable baño en tierra y basura, generándose una concha alrededor que le da tan pétreo semblante. En el vídeo de abajo podemos ver cuán ágil se mueve dicha piedra.
Y con este curioso hallazgo cerramos el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado.