lunes, 30 de mayo de 2011

Fotografiar pájaros en vuelo

Ayer cambié la estética del este blog (espero que os guste el nuevo look) e hice algunas modificaciones la sección El Catálogo. Hoy sigo rompiendo esquemas en La Ventana Salvaje publicando esta entrada, no sobre animales propiamente dichos, sino sobre "el método". Esta será la primera publicación (espero que no la última) de la categoría "Didáctica".

No me considero ningún experto en la materia, sino todo lo contrario: alguien que con mucha ilusión da sus primeros pasos en este campo, esperando aprender algo en cada salida y poderlo aplicar en la siguiente. Sin embargo, ya llevo unas cuantas fotos a mis espaldas y creo que es el momento de pararme a analizar mi trabajo y exponer algunas conclusiones que pueden ser útiles (para mi mismo el primero, pero quizá para alguien más) a la hora de volverse a poner a la labor de registrar el vuelo de las aves que surcan nuestros cielos.

Desde el punto de vista fotográfico, un pájaro volando es un blanco móvil, distante y rápido. Esto tiene una serie de implicaciones a la hora de tomar la fotografía. Al moverse rápidamente tenemos que tener en cuenta el hecho de que es fácil que las fotos salgan movidas, por lo que será primordial disparar a altas velocidades de obturación (1/400 segundos o mayores). Pese a que disparemos a altas velocidades, lo más probable es que el ave nos salga igualmente movida a no ser que hagamos un barrido (es decir, intentemos seguir el movimiento del ave con nuestra cámara). Ésto último causa un difuminado por movimiento del fondo que puede quedar bastante curioso.

Ejemplo de barrido con una garcilla bueyera (Bubulcus ibis) que ya vimos en esta entrada. La apertura del diafragma (no demasiado cerrado, f/8) y el barrido dotan al fondo de un difuminado muy conveniente para una fotografía como esta.
Datos de la fotografía: focal 300mm, ISO 100, apertura f/8.0 y exposición 1/320 segundos.

El siguiente punto a tratar es la lejanía. Al ser blancos lejanos hay que utilizar objetivos con focales largas (hay gente que acopla a las cámaras distintos dispositivos ópticos, como telescopios terrestres, para conseguir un resultado análogo). En la actualidad, yo uso un TAMRON AF 70-300mm F4-5.6 Di LD Macro 1:2, por lo que mi reflexión está basada en este objetivo y sólo será exportable a sistemas ópticos de características similares (recordaros que podéis ver mi equipo fotográfico en esta sección).

Para disparar a animales en libertad no suelo salir de los 300mm de focal, y es que es difícil verlos de cerca y, aunque en raras ocasiones lo estén como para utilizar focales menores, en este tipo de fotografía siempre me parece interesante verlos aún más de cerca. Las focales largas van asociadas generalmente con una menor luminosidad, lo cual nos va a dificultar el disparo.

Un par de gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus) que aparecieron en esta entrada. Pese a usar un objetivo de 300mm y haber recortado la foto para quedarme sólo con el detalle que me interesaba, las dos gaviotas se siguen viendo demasiado pequeñas, es decir, hay veces en las que una focal de 300mm se queda corta. Nótese que eso de "recortar la foto para quedarme sólo con un detalle" funciona mejor contra más megapíxeles tenga la cámara que utilices. Conclusión: para este tipo de fotografía es necesario invertir en equipo. En mi caso, un objetivo de 300mm y 10'2 Mpx es, en ocasiones, insuficiente.
Datos de la fotografía: focal 300mm, ISO 100, apertura f/9.0 y exposición 1/250 segundos.

Teniendo en cuenta que nos interesa hacer disparos rápidos, lo primero que podríamos pensar es en abrir al máximo el diafragma. En el caso de mi objetivo, para 300mm, este valor sería f/5.6. Sin embargo, las focales largas también se caracterizan por una disminución en la profundidad de campo ("Depth Of Field" en inglés, que es la diferencia entre la mínima y la máxima distancia desde nuestra cámara en la que podemos considerar que la foto sale "aceptablemente enfocada"). Para este tipo de fotografía no necesitamos profundidades de campo exageradamente grandes (sólo queremos enfocar al pájaro, con unos decímetros de profundidad de campo debería bastarnos), pero el problema es que, como he dicho antes, son objetos móviles lejanos y atinar con el enfoque no es trivial. Para podernos permitir cierto error en el enfoque (es decir, que aunque no disparemos con el enfoque exacto, la profundidad de campo sea lo suficientemente grande como para que las fotos no nos salgan desenfocadas), yo recomendaría disparar a f/7.1, aunque ello signifique que haya que ganar velocidad de disparo de alguna otra manera (por ejemplo, con el ISO, sacrificando la calidad de la imagen). Por supuesto, recomiendo usar el enfoque manual puesto que los pájaros son "pequeños" (al menos, con focales de 300mm para pájaros a la distancia habitual) y se mueven rápido, combinación de sucesos que no suele facilitar la labor del enfoque automático de las cámaras.

Gráfica realizada con un script en MATLAB diseñado por mi mismo. En ella se ve que para una focal de 300mm y una apertura del diafragma f/7.1 tenemos una profundidad de campo de algo menos de 3m al disparar a un ave situado a 30m. Es decir, que si nuestro blanco mide 1m de envergadura alar saldría completamente enfocado, y tendríamos cierto margen por si no enfocamos de manera totalmente precisa.

Como adelantaba en el párrafo anterior, si queremos cerrar un poco el diafragma (f/7.1) y disparar rápido (velocidades de obturación ~ 1/400 segundos) al mismo tiempo, es posible que tengamos que subir el ISO. Yo siempre soy muy reacio a disparar con ISO distinto de 100, el cual puede funcionar bien en días soleados con aves de colores claros. Sin embargo, para aves oscuras es imprescindible subir a ISOs más altas. Yo recomendaría ISO 100 para pájaros claros, como la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) e ISO 200 - quizá incluso 400 - para aves oscuras, como el cuervo común (Corvus corax).

Un cuervo común (Corvus corax) que apareció en esta entrada. Las aves negras son bastante difíciles de fotografiar. Su plumaje a penas refleja la luz y hay que buscarse las mañanas si queremos resolver detalles del animal y no sólo quedarnos en su silueta. Nótese que a penas se distinguen sus patas y sus ojos y que, aún así, el movimiento de sus alas está difuminado, lo que indica que debemos combinar tiempos de exposición menores con, por ejemplo, ISOs más altas. Quizá una buena combinación hubiese sido ISO 400 y exposición 1/600 segundos.
Datos de la fotografía: focal 300mm, ISO 200, apertura f/7.1 y exposición 1/400 segundos.

Lo bueno de las aves en vuelo es que el cielo contrasta mucho con ellas, por lo que es  más fácil exponer correctamente la fotografía (es decir, determinar los valores de ISO, apertura de diafragma y velocidad de obturación que hacen que la imagen no quede ni demasiado clara ni oscura). Para animales sobre tierra la cosa cambia, puesto que ésta es más oscura que el cielo, y nos obliga a subir el ISO/abrir el diafragma/disminuir la velocidad de obturación con respecto al caso habitual para aves en vuelo.

Un buitre leonado (Gyps fulvus) en pleno vuelo, el cual pudimos ver aquí. En este caso no tiene por fondo el cielo, sino la piedra, lo que hace mucho más difícil el fotografiarlo puesto que ambos se confunden. Cometí el error de no subir el ISO (es un pájaro oscuro y encima sobre un fondo también oscuro) aumentando en su lugar el tiempo de exposición y pagando mi falta con un resultado poco nítido.
Datos de la fotografía: focal 300mm, ISO 100, apertura f/7.1 y exposición 1/200 segundos.

Por último, recomendar el disparo en ráfaga. Al disparar a algo en rápido movimiento es un tanto impredecible cómo va a quedar exactamente la foto y, por si no nos gusta después al ver los resultados, es conveniente tener los instantes anteriores y posteriores. El trípode, elemento clave para cualquier aficionado a la fotografía, en esta ocasión me parece innecesario (también debido a la velocidad de nuestros inquietos "modelos").

Una secuencia que pudimos ver aquí en la que aparece un milano negro (milvus migrans) llevándose algo al pico. Esta imagen sirve para mostrar que la fotografía que tomemos puede cambiar de un instante a otro, por lo que es interesante mantener toda la secuencia y luego elegir la imagen que más nos guste. Otras veces, como sucede en este caso, la secuencia refleja la ejecución de una acción a lo largo del tiempo, por lo que es un motivo más para disparar en ráfaga.
Datos sobre la fotografía: focal 300mm, ISO 200, apertura f/7.1 y exposición 1/400 segundos.

En resumen, los valores medios que creo que son idóneos para este tipo de fotografía son:
  • Velocidad del obturador: Debe ser alta (exposición corta, < 1/400 segundos).
  • Focal: Debe ser larga (> 300mm).
  • Apertura del diafragma: Puede ser grande como para difuminar el fondo, pero no mucho para asegurar el enfoque (~ f/7.1).
  • Enfoque: Debe ser rápido (manual).
  • Modo de disparo: Contínuo (ráfaga).
  • Trípode: No hace falta.

Sólo deciros que, para los aficionados que se estén iniciando en el apasionante mundo de la fotografía (no sólo en la fotografía de naturaleza salvaje), os recomiendo este tutorial sencillo de seguir (en mi opinión) para principiantes.

1 comentario:

  1. Verás, te cuento, antes estuve leyendo esta entrada, y al principio la letra era negra pero de la normal, no como la de ayer y pensé que la habías cambiado otra vez, entonces se me bloqueó la pantalla, y le di a refrescar, y volvió la letra que está ahora, pensé en decirte algo, pero luego dije, bah, va a pensar que estoy de broma xD, y no dije nada :P

    Ahora se ve otra vez la misma que pusiste ayer, pero el color de los enlaces (por lo menos en mi ordenador), se ve muy claro, y es difícil de leer.
    Mi sistema operativo es xp.

    Lo ves, no me llegaban 140 caracteres :P

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